Aunque parezca una tarea tediosa, tus productos de acero inoxidable deben limpiarse regularmente. Tus electrodomésticos, sartenes, utensilios y hasta tus encimeras deben recibir la limpieza adecuada para mantener su apariencia estética y preservar su resistencia a la corrosión.
Como sabrás, una capa delgada de óxido de cromo es lo que protege el acero inoxidable y proporciona una defensa contra el deslustre y la oxidación. El oxígeno del medio ambiente se une al cromo en el acero inoxidable para crear esta capa duradera que lo protege de la erosión adicional.
Con la atención adecuada, esta capa protegerá tus productos de acero inoxidable durante muchos años. Sin embargo, la integridad de esta capa se puede dañar fácilmente debido a la suciedad y otros contaminantes, por lo que es fundamental que mantengas limpio todo lo que esté hecho de este material.
Si bien esto puede parecer abrumador, la limpieza correcta de los productos de acero inoxidable es realmente un proceso simple. Desafortunadamente, las personas cometen errores comunes cuando limpian acero inoxidable llegando a dañarlo.
1. Usar limpiadores abrasivos
Debido a que el acero inoxidable se raya fácilmente, debes evitar el uso de limpiadores abrasivos. Los gránulos en algunos de estos limpiadores pueden rayar y dañar el grano del acero.
Si bien los limpiadores abrasivos son efectivos para eliminar la suciedad, las manchas y las huellas dactilares, es probable que rayen la superficie de tu producto de acero inoxidable, lo que hace que se vea opaco y viejo.
Mantente alejado de la lejía, cloro u otros productos de limpieza que contengan cloruro cuando limpies acero inoxidable.
Ten en cuenta que la lejía y los cloruros se pueden incluir en diferentes tipos de limpiadores. Si accidentalmente rocías esas sustancias en el acero inoxidable, enjuáguelas rápidamente.
2. No limpiar en la dirección del grano
Algunos de los aceros inoxidables tienen un aspecto cepillado formado por pequeñas líneas en el metal; este es el grano del acabado.
Al limpiar y pulir, siempre hazlo en dirección del grano natural del metal en lugar de hacerlo por el sentido contrario.
Este método te permite limpiar las ranuras microscópicas donde la suciedad y el polvo pueden quedar atrapados. Esto también se aplica a los electrodomésticos y productos de acero inoxidable pulido.
En superficies pulidas, asegúrate de limpiar y frotar solo en la dirección de las líneas de pulido y nunca a través de ellas, así evitarás que el producto pierda su brillo.
3. Olvidarse de enjuagar
El agua arenosa o sucia puede dejar un residuo en tu acabado. También puede manchar o picar la superficie de tu producto de acero inoxidable. De manera similar, los residuos de las soluciones de limpieza que quedan en una superficie pueden manchar o dañar el acabado.
Por ello, asegúrate de enjuagar correctamente cuando realices la limpieza.
4. Usar lana acero o cepillos de acero
La lana y los cepillos de acero dejan pequeñas partículas en la superficie del acero inoxidable. Estas partículas eventualmente se oxidan y pueden manchar la superficie. Además, resultan ser abrasivos y pueden rayar tus productos de acero inoxidable.
En su lugar, usa estropajos o cepillos de plástico; simplemente use un paño suave para el lavado general.
5. Dejar los objetos en el fregadero
Aunque generalmente es tentador dejar tus ollas, sartenes y agua sucia en tu fregadero de acero inoxidable, este es un error costoso. La suciedad de los utensilios de cocina puede dejar manchas y rayas difíciles de eliminar. Mientras más tiempo estén así, más difícil será la limpieza.
Después de limpiar tus utensilios de cocina, también es importante que elimines por completo todos los rastros de los productos de limpieza que utilizó y asees el fregadero para eliminar cualquier resto de comida y suciedad.
6. Engrasar una sartén fría
El acero inoxidable, como otros metales, se expande cuando se calienta. Dejar que la sartén se caliente antes de agregar aceite u otra grasa da como resultado una superficie más antiadherente que echar aceite en una sartén fría.
Por otra parte, usar aceite ya quemado dificultará más la limpieza del acero inoxidable. La mejor manera de limpiar el aceite quemado es remojarlo durante la noche en agua caliente y jabonosa para luego frotarlo con un cepillo de plástico.
Asimismo, tus productos de acero inoxidable lucirán nuevos por mucho más tiempo si limpias las manchas de grasas con un trapo húmedo o una toalla de papel antes de que la grasa se seque.
Recuerda que la grasa, el polvo y la suciedad de la cocina tienden a adherirse a los electrodomésticos de acero inoxidable si no se limpian rápidamente y con regularidad.
7. Poner sal antes de que el agua empiece a hervir
Si usas una olla de acero inoxidable, echar sal en agua que aún no termina de hervirse puede provocar picaduras y pequeñas partículas de óxido en la superficie de esta. Es un simple error, pero las picaduras son irreversibles.
La prevención es simple: hierve el agua antes de agregarle sal. Solo ten cuidado de agregar sal poco a poco.